Quintanilla de Losada
Cuando se llega al municipio por la carretera Castrocontrigo - La Baña, atravesando la Cabrera Alta, una vez pasados Truchas e Iruela y subido el Alto del Carvajal (1350 m.), al poco de la bajada lo que se abre a nuestra vista es el profundo valle por donde baja el río Cabrera en su primera andadura. Es también el viejo territorio de Losada con Quintanilla de Losada a nuestros pies, capital que fue de la gobernación y sede del gobernador. Y comprendemos por qué este pueblo fue elegido para esos fines, porque el emplazamiento es magnífico: allí donde el valle ensancha y deja vegas para los cultivos, poco antes de que se una al otro más estrecho a la derecha.
Quintanilla de Losada tiene unos 130 habitantes y lo componen dos barrios, Quintanilla y Ambasaguas, separados por el río. Los dos nombres siguen apareciendo en los mapas y en las señales de carretera, porque la separación física es apreciable y los dos conjuntos están bien definidos e incluso diferenciados.
El barrio de Ambasaguas, donde por cierto y al revés de ahora, estuvo la mayoría de la población hasta hace pocos años, conserva mejor las construcciones tradicionales y los rincones típicos y tiene fragua y molino.
Por su parte, la mayoría de las casas de Quintanilla han sido renovadas o son de nueva construcción. Ocurrió con la casa del gobernador, ya irreconocible por totalmente reformada. Sin embargo, se conservan dos viejos caserones con cierta prestancia, uno de ellos incluso nobiliario, porque tiene escudo de armas, el único del que se tiene noticia en toda la Cabrera. Pero esta fuera de su emplazamiento, muy deteriorado y partido por la mitad.
De la importancia de esta población en épocas pasadas también dan una idea las tres iglesias con que cuenta, y una mas que se perdis, pero de la que hay constancia documental en tiempos tardomedievales: Santa Mar la de Veiga, quizá el lugar que ahora ocupa el cementerio en medio de la vega. De las otras tres, la más notable es la ermita de Ntra. Sra. de Biforcos, a 1 km. del barrio de Ambasaguas. La estructura, aunque reformada, es de 1601, según consta en la inscripción que hay en un contrafuerte, pero es posible suponer que esta hecha sobre una pequeña ermita anterior, a juzgar por la imagen románica de la Virgen que allí se venera. (Otras dos tallas igualmente románicas de la Virgen, procedentes de las otras iglesias, se hallan ahora en el Museo de los Caminos de Astorga). En el interior, la ermita tiene un bonito artesonado en la cúpula y once tablas pintadas en el retablo, diez con escenas de la Virgen y una de Cristo Crucificado, todas de la misma mano en un estilo muy popular. El retablo es del siglo XVIII, de la época en que la gobernación de la Cabrera fue consagrada a Santa Teresa de Jesús. En efecto, en el centro tiene una imagen de la mística andariega. Desde tiempos antiguos y hasta fechas recientes, se celebraba allí cada 8 de septiembre una romería de muchedumbres procedentes de toda la Cabrera, atraídas por el día festivo en que después de la misa y la procesión había músicas y danzas, puestos de venta de comida y bebida y comidas sobre la hierba de las praderas.
En el pueblo había un puñado de palomares tradicionales. Cuatro de ellos han sido restaurados, tres en Quintanilla y uno en Ambasaguas. Un poco mas arriba de este último se halla la iglesia de Santa Marina, que hasta principios del siglo XX fue iglesia parroquial con el cementerio del barrio al lado. Hace unos 40 o 50 años fue abandonada porque se derrumbó, pero últimamente ha sido reacondicionada como pequeña ermita. La santa mártir a la que esta dedicada y el mismo lugar en alto sugieren una anterior presencia ritual romana. Por lo demás, desde allí se divisa un panorama espléndido de Quintanilla y Ambasaguas y las vegas y praderas que se tienden a ambos lados del Cabrera